Cine

Serie B, el prestigio del bajo presupuesto

peliculas-serie-b-tomates-asesinos

El cine siempre ha sido como una fábrica de sueños, un arte que ha hecho posible reinventar nuestra imaginación y verla expuesta en una gran pantalla. Desde sus inicios, cuando sorprendía a propios y extraños con la fidelidad de aquellas imágenes en movimiento que incluso se llegaron a calificar como mágicas o diabólicas en aquellos albores, hasta nuestros días, donde la tecnología ha llevado a un nuevo punto de no retorno las posibilidades de una industria que sigue luchando, como siempre, por sobrevivir, entre el lujo y el glamour de lo que proyecta y la auténtica situación compleja de lo que tiene detrás. Este 2020 ha sido un año devastador para el cine, y no llega precisamente en el momento más espectacular para la industria, a pesar de las grandes recaudaciones que estamos viendo en las últimas décadas.

Las grandes productoras funcionan como un oligopolio que acaba quedándose prácticamente con todo el mercado, al menos en las películas que más recaudan. No es que sea algo nuevo, pero la situación cada vez provoca que los proyectos independientes tengan que buscar diferentes vías para llegar a realizarse. Las plataformas de streaming son una de ellas, sin el glamour de la gran pantalla, pero con una ventana abierta a millones de potenciales espectadores. El cine vuelve a reinventarse como ya lo hizo haceun siglo, tras la Gran Depresión, cuando las productoras empezaron a sacar proyectos más modestos y baratos enfocados al gran público, sin saber que estaban dando origen a una nueva forma de entender el cine, la Serie B, un estilo hacer y disfrutar películas que se ha convertido, con los años, en todo un movimiento de culto en el mundo entero.

Origen del cine de serie B

En los años 30, la floreciente industria norteamericana del cine tuvo que enfrentarse a las devastadoras secuelas de la Gran Depresión, una de las crisis más importantes que se recuerdan en el país, y que vació la salas de cine, todavía un tipo de espectáculo demasiado caro para el público global. Ante esa caída en la recaudación, las productoras tuvieron que adaptarse y crearon las funciones dobles, que permitían ver un par de películas por el pecio de una misma entrada. Normalmente solían programarse grandes estrenos, acompañados de películas más modestas y de bajo presupuesto, pero que podían llamar la atención del espectador. Esas otras películas comenzaron a ser conocidas como de serie B, para diferenciarlas de la “serie A”, que serían los grandes estrenos con mucho presupuesto.

Características

El cine de serie B, contra todo pronóstico, se volvió tremendamente popular durante aquellas décadas. La principal característica de estas películas era la falta de presupuesto. Aquella dejaba en evidencia las carencias de la producción, pero también servía para espolear la imaginación de los cineastas y productores, que crearon auténticas joyas con un apenas un puñado de dólares. Al ser películas con menor riesgo económico, las productoras permitían a sus creadores experimentar mucho más con géneros como el terror o la ciencia ficción, así como con guiones e historias mucho más locas y extravagantes. Era un cine menos encorsetado y más fresco que el de las grandes producciones. Con la evolución de la serie B, los presupuestos han subido un poco más, pero siguen siendo de risa en comparación con los grandes estrenos, y se mantiene ese ambiente casi amateur, ahora ya creado a propósito, como sinónimo de veracidad.

El cine de serie B y su importancia en la actualidad

Mucha gente frunce el ceño cuando se habla de cine de serie B porque piensa que son películas de muy mala calidad, y aunque llevan razón en parte, también son una forma mucho más auténtica de disfrutar del cine, sin clichés, sin tabúes, sin miedos por fracasos económicos. Hoy en día, las películas de género fantástico, de terror o de ciencia ficción triunfan en taquilla, pero no serían posibles sin el cine de Serie B de los 30, 40 y 50, o la nueva oleada que llegó en los 80. Directores tan importantes como Sam Raimi, Peter Jackson o el propio George Lucas comenzaron creando películas de serie B e independientes, antes de convertirse en auténticos astros de la dirección. Era la manera que muchos jóvenes cineastas tenían de darse a conocer, y eso sigue teniendo importancia hoy en día, cuando la Serie B se sigue haciendo con el mismo propósito, aunque ya con muchos mejores medios, ya que la tecnología se ha democratizado para todos.

Directores y grandes obras de la serie B

El cine de serie B lleva con nosotros casi un siglo, y es cierto que la mayoría de producciones creadas bajo este concepto, sobre todo en su primera época, de los 30 a los 50, pasaron bastante desapercibidas. Sin embargo tenemos muchas películas que han conseguido un éxito espectacular o se han convertido en una referencia del cine de culto de la película. Es imposible no hablar, por ejemplo, del trabajo de Ed Wood, un cineasta que ejemplifica a la perfección el término serie B, y que fue homenajeado por Tim Burton, un enamorado de este tipo de cine, en su película biográfica. El filme Plan 9 from Outer Space es una de esas películas tan malas que se convierten en buenas, y que suponen el triunfo del cine de serie B sobre las grandes producciones, por su estilo naif.

Otros films de culto en este sentido pueden ser Evil Dead, el estreno de ínfimo presupuesto de Sam Raimi tras las cámaras, una joya del terror, como también lo fue La Matanza de Texas, de Tobe Hooper, en el mismo género que Viernes 13, de Sean S. Cunnighan. The Rocky Horror Picture Show es un musical de culto también relacionado con el cine de serie B, así como el inicio de la carrera de Peter Jackson con Mal Gusto y Braindead. Re-Animator tenía puntos de ciencia ficción y terror, y llevó a la productora Empire a especializarse en este tipo de cine, como lo hizo también Troma, otra productora estadounidense clave en los años 80 en el resurgir del cine de serie B a través de la comedia, con clásicos como El Vengador Tóxico. Hoy por hoy, el cine de serie B sigue más vivo que nunca, aunque la diferencia de presupuestos cada vez se nota menos en el resultado final de las películas, puesto que con los medios que existen casi cualquiera puede crear su pequeño proyecto con buena calidad.